MODELO URBANÍSTICO TRANSVERSAL EN LA COMARCA NATURAL DEL VAL MIÑOR. capítulo I

PLANIFICACIÓN

TERRITORIAL

Antes, durante y poco después de la efemérides del Quinto Centenario se habló de la necesidad de establecer la Mancomunidad del Val Miñor, una vez que no se llegaba a un acuerdo de fusionar los tres ayuntamientos, incluido Oia, en uno solo y de ahí fijar los grandes ejes del transporte público y de crear un mapa territorial que impidiese el aislamiento de las parroquias periféricas con una planificación urbanística y viaria que tuviese en cuenta barrios y accesos alejados del centro urbano de los cuatro municipios de Baiona, Nigrán, Gondomar y Oia.

Habría que haber apostado por recuperar y rehabilitar tanto espacios públicos como viviendas, con un mayor esfuerzo, del que siempre se ha carecido, por luchar contra el tan denostado feísmo pero de hecho siempre admitido cuasi como icono de ámbito y legado cultural, y también por la mejora de la calidad del transporte público en todos los barrios y parroquias de una de las comarcas naturales más importantes de Galicia y en concreto del sur de su mapa geográfico, cuyo territorio nunca ha recibido las inversiones necesarias para su progresión y desarrollo turístico.

Son sabidas las consecuencias de la voracidad del sector inmobiliario y las promovidas por las alcaldías. En Baiona ha triunfado el modelo de inmuebles altos en la primera línea, así como en zonas allegadas de su interior, mediante construcciones de bloques de viviendas bañadas en sombras por eliminación de los haces solares en el trazado de sus calles. En la costa debería haberse pensado en soluciones supramunicipales ya que el litoral –tal como señalan expertos arquitectos y paisajistas- no debe pertenecer a decisiones volitivas de responsables munícipes porque es de toda la sociedad. Y la ley de Costas debe ser expeditiva en lo que respecta a un nuevo modelo urbanístico en el litoral, así como en los terrenos urbanizables, a fin de acabar con la exclusividad de los ayuntamientos, costeros o no, sobre la superficie urbanizable.

Todo bloque de viviendas o urbanizaciones que se proyecten deben atenerse a un modelo de arquitectura y entorno paisajístico con sus propios servicios y liberación de suelo para zonas verdes, que en nada tenga que ver con bloques de hormigón o urbanismo depredador y disperso tal como se ha venido desarrollando desde el inicio de la democracia. Un territorio, pues, integrado con un planeamiento que coordine y vincule normas y planificaciones municipales, en pos de lograr en nuevos modelos urbanísticos, basados en el ahorro en el consumo de suelo y transporte, la convivencia de usos y, por tanto, alcanzar la cohesión social necesaria.

Modelo urbanístico transversal en la comarca natural del Val Miñor -cap. I-

 

Antes, durante y poco después de la efemérides del Quinto Centenario se habló de la necesidad de establecer la Mancomunidad del Val Miñor, una vez que no se llegaba a un acuerdo de fusionar los tres ayuntamientos, incluido Oia, en uno solo y de ahí fijar los grandes ejes del transporte público y de crear un mapa territorial que impidiese el aislamiento de las parroquias periféricas con una planificación urbanística y viaria que tuviese en cuenta barrios y accesos alejados del centro urbano de los cuatro municipios de Baiona, Nigrán, Gondomar y Oia.

Habría que haber apostado por recuperar y rehabilitar tanto espacios públicos como viviendas, con un mayor esfuerzo, del que siempre se ha carecido, por luchar contra el tan denostado feísmo pero de hecho siempre admitido cuasi como icono de ámbito y legado cultural, y también por la mejora de la calidad del transporte público en todos los barrios y parroquias de una de las comarcas naturales más importantes de Galicia y en concreto del sur de su mapa geográfico, cuyo territorio nunca ha recibido las inversiones necesarias para su progresión y desarrollo turístico.

Son sabidas las consecuencias de la voracidad del sector inmobiliario y las promovidas por las alcaldías. En Baiona ha triunfado el modelo de inmuebles altos en la primera línea, así como en zonas allegadas de su interior, mediante construcciones de bloques de viviendas bañadas en sombras por eliminación de los haces solares en el trazado de sus calles. En la costa debería haberse pensado en soluciones supramunicipales ya que el litoral –tal como señalan expertos arquitectos y paisajistas- no debe pertenecer a decisiones volitivas de responsables munícipes porque es de toda la sociedad. Y la ley de Costas debe ser expeditiva en lo que respecta a un nuevo modelo urbanístico en el litoral, así como en los terrenos urbanizables, a fin de acabar con la exclusividad de los ayuntamientos, costeros o no, sobre la superficie urbanizable.

Todo bloque de viviendas o urbanizaciones que se proyecten deben atenerse a un modelo de arquitectura y entorno paisajístico con sus propios servicios y liberación de suelo para zonas verdes, que en nada tenga que ver con bloques de hormigón o urbanismo depredador y disperso tal como se ha venido desarrollando desde el inicio de la democracia. Un territorio, pues, integrado con un planeamiento que coordine y vincule normas y planificaciones municipales, en pos de lograr en nuevos modelos urbanísticos, basados en el ahorro en el consumo de suelo y transporte, la convivencia de usos y, por tanto, alcanzar la cohesión social necesaria.

 

ÉPOCA PILOTO DE HUMANOS CONVERSOS

 

 

 

 

 

 

En este planeta conviven diversas creencias y prácticas cambiantes a lo largo de los siglos con personajes de auge por genealogía o poderes difusos, y cuando se aúpa una de aquellas o éstos en nuestros días, se da por hecho que tal y tanto empeño significa que el interés es amplio, cuando no adulterado.

Por moda o realzar viejos valores (prosaicamente dicho), bien porque importa reiterar de forma multiplicada y en alto griterío en los sistemas mediáticos de televisión, prensa y radio su supuesta valía o porque algunas fuentes voceras consideran que su publicidad es rentable en cierto momento para su propio provecho?, etcétera. Y así, cualquiera de dichas fórmulas de tanto espetarlas logran arraigarse en la medianía popular. En pocos casos tales teorías o eminencias son garantes para un futuro de mejor provecho y evolución para la especie humana.

 

Pero aquí viene otra y a tiempo pues llama la atención, a saberse que científicos y geólogos de intensa reputación apuntan que «el nuevo tiempo, el de los humanos -el Antropoceno- (Anthropos, humano, sufijo ceno, nuevo, vienen del griego) aún no ha llegado». Bien podría definirse que estamos en una época piloto de humanos conversos.

Y para más inri, la cifra de 8.000 millones de personas, apenas suponemos el 0,01% de la biomasa terrestre, que han desaparecido el 83% de los animales salvajes, el 80% de los mamíferos marinos, la mitad de las plantas del edén original o el 15% de los peces. Y el 70% de las aves del planeta son de granja y el 60% de los mamíferos se crían en establos. Solo el 4% de estos últimos viven en estado salvaje, el resto es vida domesticada, tal como documenta la revista científica PNAS.

Por tanto, todo lo que acontece en este planeta Tierra desde ha siglos, a muchos nos irrita y últimamente nos hace rapear, ante una mal llamada evolución de nuestro género que parece se desplaza con tal significante inmovilidad silenciosa semejante al sillón donde se aposenta el mandamás de la Moncloa.

Y de ese modo se puede explicar cualquier aforismo desahogado que envuelva cada acción punible o discurso vano y falso, que suele darse en áreas políticas o de poder, con una ciudadanía ya harta de cachivaches sin rasgos humanos sitos en escaños y holgados asientos pero con bajos sucios de podredumbre y descomposición, de tanto soborno y cohecho sin cuantificar. Tarambanas o botarates que pese a ello disfrutan de lo lindo en este gran espacio que les dan quienes se someten a la voluntad de otros sin hacer nada para impedirlo.

La burla nos llega vía recortes con retrancas, mamarrachada y pampirolada, llegándose incluso cuasi a pontificar la iniquidad y sinecura o mamandurria que algunos casposos sin dificultad obtienen por un trabajo sórdido y falto de ética y decencia.

LOS CONFLI CTOS NO ARREGLAN LOS PROBLEMAS

Ver, escuchar, pensar y expresarse sin creer en que aciertas coordina de modo interesante el rumbo que desees por emprender. Si, además, a lo largo del itinerario te educas fehacientemente con el fin de disponer de un buen nivel para corregir los errores que cometas en cada caída podrás incluso atravesar cualquier pandemia cruel o bárbara social a mar abierto. 

Aprender todo aquello que te enseña el paisaje diario, turbio o diáfano, ayuda a mejorar el entorno donde vives, descartando de esa manera que gentes o territorios se conviertan en ruido o hitos oponentes. Es valioso, pues, descartar ese amago de zaherir o impedir aquel capítulo incipiente de cada paso o decisión que des o afrontes, sobre todo si la finalidad que buscas es rechazar cualquier tipo de maldad o violencia.

Por tanto, es fundamental o notable rechazar cualquier conflicto a fin de convertirlo en un mero problema que por grave que sea siempre puede solventarse, dado que un conflicto genera odio, crispación y sin ser ajena la violencia o la muerte.

Se echa pues de menos que nuestra clase política no convierta su gestión en un mero tobogán donde sólo asciende su egoísmo y baja el interés por solventar los verdaderos problemas sociales que suscitan y exigen inmediato consenso.

Vicente Montejano Conejero