Cómo es posible que un colectivo de policías municipales de Madrid se conjuguen en compañeros o amigos y en un chat privado manifiesten cosas tan horribles como que Manuela Carmena debería haber estado en el despacho de abogados y así ser una más de las víctimas en la matanza de Atocha, que hay que matar a todos los moros que están en España, que Hitler era un gran hombre y un ejemplo a imitar, que el fascismo es divino…. Y así y todo, un integrante de ese chat, Carlos Bahón, exprese que este tótem revolútum adolece de carácter delictivo y se abrigue en ello por entender que son meras opiniones distintas en un chat privado y que no comparte. Y digo yo ¿vale sólo con no compartirlo y proseguir como compañero de tal chance?
Llama la atención de que unas doscientas personas expresen sus sentimientos u emociones en un mismo chat privado y que por ello cualquier opinión o expresión que se diera no debe tenerse en cuenta. ¿Cómo se come todo este nuevo paripé de imprecisiones diarias que vienen dándose en este país?. Supongo que una persona que se considere honesta y ponga en alza su dignidad no debería estar compartiendo ni faenas profesionales, tal como la que realiza este colectivo policial, ni opiniones tan punibles y despreciables como las que se vienen dando en el citado chat.
El todo vale, y el todo sigue porque la culpa siempre es del otro no es más que un ejercicio nada benevolente ni nada ejemplar. La perversidad en cualquier forma o estadía que se dé no es sólo punible sino una forma abyecta e inestable a rechazar por una sociedad como la nuestra, que como primer principio de democracia y dignidad, tiene el derecho de impedir todo este tipo de camaleonismo infame que nos invade continuamente.
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