Querida Fantasía
Con esta carta inicio contigo un nuevo periplo, que a lo largo del tiempo se ha ido afianzando como una amistad de tangentes deseos y noble amistad. Son, incluso antes de empezar, cartas de un residente, buen preámbulo para quien reside o pretende residir en tu corazón en las distintas estaciones del año por la que vayamos sintiendo el calor de ellas y el frío lo tapemos con nuestros sentimientos y con la calidez que experimentemos de cada abrazo.
A tenor de lo que te dije tras ver la película “La librería” de Isabel Coixet, debo añadirte ahora que cuando con nuestras cartas termines un buen libro, éste no se acabará sino que se interiorizará dentro de tí, per saecula saeculorum.
Recuerda también en esta carta, proemio de las que vengan, que una persona cambia a bien por dos razones, bien por lo que demasiado aprendió o porque sufrió lo suficiente. En esos dos tramos nunca faltó el coraje para proseguir. También recuerda lo que expresó Libba Bray: A veces buscamos lo que todavía no estamos preparados para encontrar.
Como dice el introvertido personaje de “La librería” cuando conoce a la protagonista de esta cinta, “Me hubiera gustado….”, dejémoslo así. No hay mejor medicina que tener pensamientos alegres. Y me siento feliz por haberte animado hace días por el teléfono y hoy tras hablar contigo por haberme animado yo. En un vis a vis lejano pero intenso.
Muchos besos Fantasía. Para ti y para tu madre. Muchos y buenos deseos.
Un abrazo. Te quiero
Los comentarios están cerrados.