POLÍTICA ES CULTURA Y DECENCIA

-DEDICADO A LOS QUE SE DEDICAN A LA POLÍTICA HACIENDO DE UNA ACTITUD DE LA VIDA HACIA LOS DEMÁS UNA PROFESIÓN POR LA QUE COBRAN Y SON AJENOS A LA DIGNIDAD-

El principio de las relaciones que tengamos con los demás empieza con la relación que tenemos con nosotros mismos. Para tener una buena relación con la propia mismidad tienes que encontrarte digno de ti mismo, ni engreído, ni falsificando tu propia personalidad, de forma que te sientas decente. Si yo cada día me miro al espejo y veo en mi historia más reciente algo negativo, sobre todo en relación con mi trato hacia los demás (y más si eres político, no digamos), tendrás que dimitir, pero no dimitir de ser humano, sino dimitir un poco de tí mismo.
Ya Platón planteaba que los políticos pueden ser felices si su vida consiste en darlo todo a los demás. Y al cultivo de lo que Aristóteles llamaba SPOUDAIOS, al hombre decente y justo que se entrega a los demás.
En ese sentido, España es un país diferente pues durante siglos son premiados aquellos que bien por picaresca o corrupción hacen de los mediocres los héroes ostentando dinero y poder en una sociedad amnésica y desinformada. Y ni que decir tiene la pena de aquellos que valoran la justicia y la dignidad y que son denostados o excluidos pero no se rinden ni se detienen y se esfuerzan en seguir la directriz de la decencia (palabra castellana sencilla y bonita), lo cual es entregarse a los demás y no buscar los compromisos con tu propia, cerrada y, a veces, entristecedora individualidad y egoísmo. ¿Os suena?
Ya lo decía Lope de Vega: «¡Ay!, dulce y cara España, madrastra de tus hijos verdaderos»

LECTURA PARA LOS XENÓFOBOS Y PARA LOS QUE CONSIDERAN A LOS REFUGIADOS POLÍTICOS INDIGNOS DE CUALQUIER CONSIDERACIÓN Y JUSTICIA

Comunicado de Asghar Farhadi informando que no asistiría a la ceremonia de los Oscar donde su película EL VIAJANTE fue una de las nominadas.
“Siento mucho anunciar, con esta declaración, que he decidido no asistir a la ceremonia de entrega de los Oscar con otros profesionales de la comunidad cinematográfica. En los días anteriores, a pesar del tratamiento injusto padecido por los emigrantes y los viajeros originarios de varios países con destino a Estados Unidos, pensaba asistir a la ceremonia y expresar mi opinión ante la prensa referente a las circunstancias particulares que rodean este acontecimiento. No era mi intención boicotearla para hacer patente mi desacuerdo, porque sé que la mayoría de la industria cinematográfica y de los miembros de la Academia están en contra del fanatismo y el extremismo que se manifiesta hoy en día más abiertamente que nunca. Así se lo comuniqué al distribuidor estadounidense el día que se anunciaron las nominaciones; había decidido asistir a la ceremonia con el director de fotografía, y estaba convencido de que sería parte de este gran acontecimiento cultural.
Pero hoy, mi asistencia a dicha ceremonia se ve sujeta a múltiples dudas e incertidumbres que no me parecen aceptables, incluso si un régimen especial me permite realizar el viaje. Por lo tanto, y con la presente declaración, quisiera comunicar lo que habría dicho a la prensa durante mi estancia en Estados Unidos. Los radicales, sea cual sea su nacionalidad, sus argumentos políticos y sus guerras, consideran e interpretan el mundo más o menos del mismo modo. Su enfoque del mundo no soporta la más mínima alternativa a una visión binaria que se resume en ‘nosotros y ellos’, y que les sirve para crear una imagen temible de ‘ellos’ y asustar a la población de sus países.
No solo ocurre en Estados Unidos. En mi país, los extremistas se comportan del mismo modo. Hace ya muchos años que en ambas orillas del océano, grupos de radicales intentan presentar a sus pueblos imágenes irreales y aterradoras de naciones y culturas diferentes, con el objetivo de transformar las diferencias en desacuerdos, los desacuerdos en enemistad y la enemistad en miedos. Instaurar el miedo entre la población es un medio muy eficaz que se usa para justificar comportamientos extremistas y fanáticos de las personas con mentes estrechas.
Pase lo que pase, estoy convencido de que las similitudes entre los seres humanos que pueblan el planeta y sus territorios, sea cual sea su cultura y su religión, son infinitamente más poderosas que las diferencias. Creo firmemente que el origen de un gran número de los conflictos bélicos actuales entre algunas naciones debe buscarse en las maniobras de humillaciones recíprocas que proceden del pasado. Tampoco me cabe duda de que la humillación actual padecida por ciertas naciones es el semillero de hostilidades futuras.
Humillar a una nación con el pretexto de blindar la seguridad de otra no es un fenómeno histórico reciente, y siempre contribuyó a poner los cimientos subterráneos de un mañana basado en la división y la enemistad. Aprovecho para condenar las condiciones injustas impuestas a algunos de mis compatriotas y a los ciudadanos de otros seis países que intentan entrar legalmente en Estados Unidos de América. Asimismo, espero que la situación actual no contribuya a incrementar la división entre naciones”.
Asghar Farhadi, Iran