Un grotesco y autocrático tonto útil

Asistimos estos días a un show inimaginable por el estupor que ha ocasionado las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Este país de América del norte que suscita fascinación pero de ningún modo entendimiento. Más que una potencia mundial de occidente se asemeja a un imperio a la baja, ridiculizado por un esperpento autócrata de poca monta y mucha moneda, tal cual parece un presidente como Donald Trump, quien actúa como un mercader que arrasa conciencias y que solo le importa su ego y en absoluto su país ni la soberanía de su sistema democrático.

En clara definición, un pueril y fatuo payaso venido a menos como de un circo derruido, sin vis cómica y gracia alguna, que enfanga aún más su mala gestión respecto a la pandemia que sufre EE UU y que ocasiona cientos de miles de desgracias diarias.

Su filibusterismo y mente obtusa, que es más corta que el rabo de una boina, produce vértigo ante un abismo donde se precipita esa América profunda cuya superficialidad es tan manifiesta como el descrédito que viene soportando el sistema político del país que con tan malas artes un estrambótico y autocrático tonto útil domina.

Esperemos que esa denominada e incierta democracia americana pueda asumir este grotesco y ridículo espectáculo neoliberal, cuyo proceso viene de ha tiempo sin que nadie se percatase de ello -de ahí las encuestas habidas- y en un momento de evolución las nuevas generaciones saquen un aprendizaje digno de estas elecciones, propias de un surrealismo ignoto y vitalmente tan desproporcionado para una sociedad que pretenda ser libre y razonable, digo yo, creíble.

NUNCA MÁS

Nunca más tendrás que limpiar la silla donde dejé caer sin desearlo minutas migajas de aquellos alimentos que compartí contigo.

Nunca más tendrás que ver mis pucheros en labios contraídos por el dolor o tristeza de errores cometidos.

Nunca más deberás atender facturas por todos aquellos gastos que compartí contigo.

Nunca más tendrás que ponerme en cama durante la noche pañitos calentitos a mis pies fríos, base que forma parte de mi equilibrio.

Nunca más tendrás que justificar el odio de tu hijo a mi persona por haberme enamorado de ti y vivir en paz contigo en tu casa y con él escondido en su habitación para no verme ni cruzarse conmigo.

Nunca más te burlarás de mis heridas por no poder ser curadas con tus deseos y tu ternura.

Nunca más caminaré a tu lado con dos lágrimas que nublan la mirada de lo que vemos a lo largo de la senda diaria que atravesamos.

Nunca más evitaré que te enamores de alguna otra persona que corresponda a tu pasión desmedida o tus anhelos fugaces.

Nunca más tendré que decirte que desoigas a quienes te aplauden y por detrás no te valoran.

Nunca más deberás atender al planchado de mis camisas porque yo tiendo a ir desnudo con mis pobres desdichas.

Nunca más tendrás que abrazarme durante la noche porque yo estaré soñando en lo feliz que fui en tu compañía.

Nunca más oirás me oirás hablar de política porque lo absurdo ni se escucha ni tampoco se comenta.

Nunca más me darás un beso en cada vuelta hacia el pan, periódico o frutería porque la brújula cambió el Norte por el Sur y hacia esa latitud recorrió mi vida.

Nunca más me acompañará en esta despedida, yo me quedaré en el puente con mis recuerdos, mi soledad y mi melancolía en tanto tú despegarás buscando una nueva vida.

Mayo 30   2020

 

A la mujer que quise y por la que yo habría dado mi vida.

 

Y si yo te quisiera en mi espejismo

Y si yo te quisiera en mi espejismo

La melancolía semeja a la nieve blanca que cae gélida y se calienta en nuestras manos, en tanto que la tristeza es el basamento rancio y seco de nuestra dulzura inundada de lava agria.

Aquellos días de intensidad inmediata, aquellas horas de espera retardada. La ilusión puesta en luces de crepúsculo sin amanecer. Dichas surgidas de desventuras u ocasos de dichas sin emerger. Toques en la distancia a lo largo de anocheceres sin tu presencia.

Y luego, deseo infinito de tenerte fundida en abrazos de fuego pasión volcánica de soles que vislumbran desde tus ojos. Besos ávidos de posesión y erupción que vanas realidades arrasan. Cómo olvidar inmensos instantes de reciprocidad y entrega.

Tu desolado y aliado adiós de forcejeos y miedos. Billetes de retornos sin ida y vuelta que chocan en la soledad con sentimientos perpetuos dejan nuestro amor lacerante en un sepulcral silencio.

Almizcle de besos robados y ardientes anhelos. Jazmines de perfumes intensos en los que se ahogó mi sueño. Olivera donde el propio acebuche enturbia la almazara. Y segar el trigo deja calvas abiertas en el olvido.

Acezante corazón que no cesa de imprimir notas de amor a sus latidos, avejentado y sumido en la desesperanza de su destino percibe aún cerca cuando oían los acordes de su palpitar sin escuchar el sentido o lastra del final de su camino

Para pervivir bebí en tu espejismo. Y atraje agua a mis sedientos deseos de ese amor impuro que tu gravaste para ver en silencio una fragante espesura de este infértil desierto. Cobijo final y delirio de mi destierro….

en un efímero sueño

UN ROBO IBÉRICO A MANO ARMADA

No soy proclive a escribir sobre situaciones que yo haya pasado y han ocurrido sin que nadie se percate de los daños colaterales sufridos. Ha poco me informé debidamente que el subdirector general de Gestión así como el gerente de un medio donde según se le conoce por opinar, viven a sus anchas y sin remordimiento alguno una vez que allí fueran trasladados tras haber logrado, tal vez entre otros deberes, que yo me quedara sin unos 300.000 euros generados por mi intenso trabajo profesional.

Estos dos personajes, el segundo de ellos, contable de la empresa que yo trabajaba y el primero, apareció tras la muerte de su antecesor en el cargo. Juntos con un abogado de prestigio, de nacionalidad europea y residente en Galicia con su familia y ancestro tras la Segunda Guerra Mundial, lograron que mis reivindicaciones laborales de cariz totalmente cristalino quedaran de tono opaco, a fin de que en el juicio que se llevó a cabo una tal magistrada MPD consiguiera que los genuinos representantes de la importancia empresa donde yo desarrollaba mi intenso trabajo se salieran con la suya y, de ese modo, yo perdiera lo que era absolutamente propiamente mío (valga todas las redundancias posibles). ¿Acaso se prevaricó?. ¿Se ajustaron trapicheos entre los bastidores del departamento de Accounting?.

Fui defendido por un importante abogado que desde un primer momento creyó que la causa estaba ganada, siempre fue ese su parecer, pero quiso el infortunio que un ilustre magistrado adquiriese mayor relevancia en los poderes judiciales y el tribunal donde se iba a ver mi litigio fuese OKUPADO por la tal no tan inocua magistrada MPD.

Así, el caso quedo premeditadamente cerrado y con obscurecidas bases para recurrir ante el alto Tribunal. Con esta fórmula sanguinaria se acopló el 2×1 y de tal mala suerte también no pude acceder a cobrar mensualmente una paga porcentual mensual más alta que me correspondía por todas las tareas asignadas durante mi profesión en tan destacado medio nacional y que, por cierto, dieron grandes y pingues beneficios a tal empresa de ámbito estatal.

El premio a los sátrapas consistió en auparlos en su profesión pero largo y fuera del entorno territorial donde procedieron a tal escarnio contra mi persona.

Hoy día ambos siguen respirando oxígeno en el NO con vistas a las bravas aguas oceánicas y lejos de que mi inexistente rencor o violencia pudieran acceder a poner mácula ad aeternam a sus deshonorables y respectivas carreras de tiranos contables o gánsteres de opiniones mojados sin voces ni nada veraces.

Hoy tocó esta historia personal que además intenté hacer pequeña pero dispongo de grandes seriales propicios a la marimorena.

Atentamente amistades.

 

EL SER HUMANO SIGUE PERDIENDO EL TIEMPO

La vida es corta y compleja. Desperdiciamos gran parte de nuestra existencia en automatizar costumbres y acciones convirtiendo reiterados y escasos esfuerzos que efectuamos en fáciles recorridos de cortos aprendizajes llevándonos a ocupar gran parte de lo que hacemos u oímos en una rutina diaria.

Así es, si cabe, que se pueda entender o sorprender lo que nos sucede en cada acto que emprendemos en nuestra agenda vital, pues vivimos a desaire de lo que ocurre y que consideramos que no nos afecta. Un ejemplo:

Retorcemos la mirada cuando escuchamos que sólo el 10 por ciento de los que nacen pobres se hacen ricos, entendiéndose que eso sucede sólo en lugares propensos para tal y donde, además, la clase social se hereda, sin que por tal causa arruguemos el ceño y nos haga pensar que la desigualdad social se ha desatado, no aquí o allá sino en todo el planeta.

En ese sentido no hay parangón que nos incite a retroceder, como si lo que ocurre hoy cerca de nosotros fuera lógico y refleje una situación idéntica a otras épocas anteriores donde no existía clase media alguna y el mérito era congeniado por la aristocracia de nobles, terratenientes y eclesiásticos, aupados por plebeyos y los eternos pringados.

Sectores de la industria, ciencia, tecnología y economía avanzaron inexorablemente y en la actualidad -en gran parte sólo en palabras- procuramos diferenciarnos de ese ayer que fue y de ese futuro que deseamos distinto.

Pero sigue fallando algo, y vuelvo a remitirme al principio, el ser humano pierde el tiempo y se desenvuelve como si el destino no pudiera acarrear un regreso a un indeseable origen.

En tal medida, la Covid.19, así como sucesivas pandemias deben hacernos reflexionar que éstas provienen de la misma causa: desinterés por todo el entorno que nos rodea y arruinando lo que nos invita a ser humanos inteligentes, tal como es luchar por la igualdad y la solidaridad, defendiendo nuestro ecosistema, fauna, flora y desechando cualquier sentido que nos conduzca a la sempiterna rutina de hoy día.

EL CEMENTERIO DE LAS PALABRAS

El desajuste semántico a base de insultos, falacias y palabrería vana que emplean algunos políticos sin otro objetivo que el de ofender no es un buen ejemplo para acometer cualquier reconstrucción social o económica deseada para España.

El acto guerrero de una derecha que pide al Gobierno ponderación sin ofrecer a cambio un modelo propio de moderación es una clara muestra de mediocridad dominante en el que se haya sumida las cimientes de nuestra clase política.

Pese a que el artículo 71 de la Constitución exponga que los diputados y senadores gozarán de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus funciones, habría que preguntarse si el insulto o la infamia forman parte de cualquier ejercicio de función alguna. A mi entender es como significar que el fin justificara los medios.

Sobran palabras y el horizonte político se cierne en una estepa de guiños sin acuerdos concretos que anticipen alegrías y no pesadumbres en el indefenso contribuyente, que tiene que escuchar que el IPC sólo se ha disparado un cero coma… cuando en realidad productos tan necesarios como la fruta y la verdura sobrepasan el uno coma.

En tanto, Bruselas expedienta a España por no legislar sobre el sueldo de los directivos, que sigue superando con creces el porcentaje sobreentendido del que ya dispone cualquier trabajador de clase media.

Y luego llama la atención ciertos vocablos, proclamas y actitudes contrapuestas de lo que anteriormente no se tuteló: divorcio, aborto, matrimonio homosexual, eutanasia, renta mínima…

Avances sociales a los que una derecha atávica se opuso durante décadas, e incluso frenó haciendo con ello estruendoso ruido pero hoy son un clamor popular, recordando también que en su momento se negó a aprobar una Constitución que hoy airea y defiende con cierta hilaridad.

Esperemos que el cementerio de palabras se reconstruya y aparezcan frases y hechos inteligentes.

EL DESPRESTIGIO DE LA CULTURA

A diferencia de Marcel Proust algunos nos empeñamos en la búsqueda del tiempo aprendido a fin de poder sobrevivir en un mundo hiperbólico con seres dominantes estrambóticos.

Estamos en un momento donde la claridad se hizo obscura, la sensatez ligera y la formación con escasa luz como para ver y propiciar un alto en el camino de la bronca.

Los objetivos no deben ser otros que luchar contra la pandemia y establecer medidas ante la recesión económica que se avecina. Sin embargo, el escenario político declina en un temerario combate donde el ruido se hace dueño de todo, no teniendo valor alguno escuchar ni dejar hacer nada útil que no sea decir un amén guerrero y continuar el rito.

Un parlamento convertido en un mercadillo charlatán y con escaso valor en lo que se pretende vender.

Un exterior con calles paralelas, unas con hambre y sin dinero para comprar y otra llena de acosos y cacerolas vacías con nada por ofertar.

A diferencia de la comedia de Oscar Wilde, no doy importancia que en este drama los políticos se llamen Ernesto, Pedro, Pablo, Teófilo, Rocío, Santiago, Espinosaurio, Choclán o Tocino, sino que al menos no se desdigan de continuo.

A muchos de ellos se les da mérito cuando escaso es su provecho. En ese papel que representan y obtienen pingues beneficios les gusta exigir a los demás y no exigirse a sí mismos.

Así es que políticos que parecen transitorios se hacen permanentes, y a la inversa.

Ante la Covid.19 ningún país es inmune pero un rol de tertulianos vende cada cual su opinión creando, a veces, confusión o desasosiego, lo cual es un fraude que no recompensa a nadie.

No hace falta altares, pues estos falaces personajes crean sus minutos de gloria y se aúpan ellos solos haciéndose famosos.

La estupidez en este país puede catalogarse con D.O. alcanzando la cúspide deseada; se obvia que los principios no se negocian y en su levitación esta farándula no se molesta por obtener rigor y cultura ya que todo lo arregla en salir en TV, radio o prensa, para recibir un prestigio del que carece.

 

Vicente Montejano Conejero

EL DESCALABRO DE LA RAZÓN

Imaginemos que regañamos o acusamos a la otra parte de lo que propiamente hacemos sin permitir que nadie nos reprenda. O también definir como ofensa al que nos zahiere por el mismo hecho por el que vituperamos al contrario.

¿Sería entendible para el resto de los que, no sin cierto asombro, observara ambas conductas contrapuestas?

En verdad, no podremos comprender nuestro actual proceder si no ahondamos de donde viene tanto descalabro de la razón que muchos siguen insistiendo en denominar sentido común.

Un sentido común ambiguo según en que parte lo situemos; veraz o contrariado.

En este Ruedo Ibérico muy propenso a ser diferente del resto del mundo rechazamos hacer fotocopias de sociedades de otros países por concebir que corroe nuestro destino en lo universal y optamos por filigranas que nos despuntan como ser español muy españoles.

A lo largo de nuestra peregrina historia hemos ido de hidalgos dominantes, tenorios, villanos, pícaros, leguleyos y poco más, llegando a crear insanas costumbres o fanatismos que a medio plazo valoramos como tradiciones a defender con o sin causa, enlazando sendas cerradas con el ánimo chovinista de proseguir transitando lanza en alto sin saber dónde ni contra quien.

Esa singladura no es otra cosa que aferrarse a esa herrumbre oxidada de nuestro pasado, no exento de culpas y despropósitos, por mor de conquistas, batallas, muertes, avasallamientos, evangelizaciones y otras patrañas para esconder en realidad el principal elemento degradador: avaricia, codicia y valores mal entendidos.

De tal itinerario sale un ejemplo actual, como la manifestación del pasado 8 de marzo, Día de la Mujer, denominada de “execrable y generadora de fallecidos en España por el Covid19”, acusación lanzada por quienes antes profirieron protestas por dicha efeméride y restaron importancia a la autonomía y dignidad femenina.

Ahora se observa como se lanzan loas y aplausos (la mayoría con manos en cuyos dedos van trenzados anillos de oro, jade o aguamarinas) para un 23 de mayo, por parte de los que hicieron punible aquella manifestación, con una importante diferencia entre ambas fechas.

En la primera citada no se tuvo en consideración la gravedad de la Covid.19 y en la segunda se olvida tal gravedad pese a los muertos y posible incremento o repunte si se reincide de nuevo en un descalabro a la razón o al sentido común de una u otra parte.

 

Vicente Montejano Conejero

Periodista jubilado

UN DIBUJO EN EL AGUA

Somos una brisa, acaso un dibujo en el agua, tan insignificantes que apenas dejamos huella para entender la eternidad.

Esas bacterias que viven en nuestro planeta más de tres mil quinientos millones de años, en tanto que el ser humano apenas alcance los cinco millones, nos hacen comprender que aquello que no se ve y convive con nosotros es lo más importante para entender nuestra presencia.

Nanopartículas que sin pretender nada que no sea velar por su propia existencia nos obligan a rediseñar y configurar nuestra mente para entender que no estamos solos en este planeta y que según sea nuestro comportamiento de cara a conservar el medio ambiente, la sanidad mental e higiene, la honestidad y la decencia dependerá nuestra permanencia en la Tierra.

TODO AQUELLO QUE NO VEMOS

Todo aquello que no vemos nos transforma (y de otro modo lo que conocemos)

Hay cosas que solo podemos ver en la obscuridad (y otras no a la luz del día)

Estimo que todo aquello que no vemos pese a que estemos rodeados de esa imperceptible presencia es lo más importante y con más vida que todo aquello que a simple vista vemos y creemos que por verlo tiene más visos vitales.

Sin embargo, no es así, el misterio de la vida está allí superpuesto a una obscuridad asemejada pero donde se halla la mayor claridad de las cosas que nos rodea.

Sin sol, no percatamos nitidez, pero sí el fulgor de las estrellas. Somos seres advenedizos y, a veces, estamos ajenos a la vida de los cometas, tan efímeros como nosotros, con inteligencia quebrada y el rumbo perdido.